La siguiente historia se refiere a la formación del lago:
Había una vez un rangatira llamado Māhu que tuvo muchos hijos. Māhu y su familia vivieron en Waikotikoti en las orillas del Lago Wairaumoana. Un día Māhu le dijo a su hija Haumapuhia (Hau) que fuera a buscar agua a un manantial determinado pero Hau se negó. Enfurecido, su padre la ahogó y tiró su cuerpo al agua, donde se transformó en un monstruo, o taniwha.
Después de esto, Māhu tuvo que abandonar la región mientras Haumapuhia permanecía en el muelle en Wairaumoana, con ansias de llegar al mar. Trató de ir hacia el norte, pero la cordillera Huiarau se lo impedía, asimismo trató de ir hacia el este, pero volvió a fracasar. Estos intentos de forzar su camino hacia el mar formaron el lago Waikaremoana (mar ondulante de las aguas). Su último esfuerzo formó la salida al lago en Onepoto, fue aquí donde Hau se encontró con la luz del día y exhausta decidió quedarse. Ella permanece hasta nuestros días en forma de una roca, con las aguas del lago que atraviesa su cuerpo.
Un lugar sagrado donde se puede sentir la magia.